La ventana de los amantes  |  Laura A. López
Desde la ventana de su cuarto, una joven mira el afuera como a una promesa, como a una ilusión. Por esa ventana, se escapa para encontrarse con sus amigas, para urdir, entre todas, la trama de bailes y encuentros casuales, la trama que va a hacer que el mundo que miran desde allí se vuelva real, palpable, para que sea ese mundo el que entre por el cristal y vaya a buscarla.

Lady Caroline recibe, entre sus amigas, el nombre de “Locura” por su carácter intrépido, por la audacia con la que actúa, porque no mide consecuencias cuando decide hacer algo, porque nunca calla lo que piensa. Sin embargo, aunque irreflexiva e impetuosa, en lady Caroline también hay una joven que ha crecido sin madre, que debe lidiar con las expectativas desmedidas de un padre formal, y que mira, melancólicamente, por la ventana de su cuarto en busca de un mundo distinto al que conoce. Sus amigas, “Engaño” y “Timidez”, no ven con buenos ojos, entonces, el juego que empieza entre lady Caroline y William Shepard, un afamado vizconde, alguien a quien, sin entender del todo el alcance de la palabra, las muchachas tildan de libertino.

Pero lady Caroline quiere dejar de ver desde el otro lado de un vidrio, quiere la aventura que se le ofrece allá afuera. Entonces, cuando esa ventana se abra, cuando los transforme en amantes, en medio de esa felicidad, el mundo va a volverse real, pero también va a desmoronarse sobre ellos como una piedra que rompe los cristales en mil pedazos. Ese estallido va a hacer que, cada uno a su manera, tenga que buscar un lugar para los dos, una forma de reconstruir el mundo para que puedan habitarlo juntos.
La ventana de los amantes | Laura A. López
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Desde la ventana de su cuarto, una joven mira el afuera como a una promesa, como a una ilusión. Por esa ventana, se escapa para encontrarse con sus amigas, para urdir, entre todas, la trama de bailes y encuentros casuales, la trama que va a hacer que el mundo que miran desde allí se vuelva real, palpable, para que sea ese mundo el que entre por el cristal y vaya a buscarla.

Lady Caroline recibe, entre sus amigas, el nombre de “Locura” por su carácter intrépido, por la audacia con la que actúa, porque no mide consecuencias cuando decide hacer algo, porque nunca calla lo que piensa. Sin embargo, aunque irreflexiva e impetuosa, en lady Caroline también hay una joven que ha crecido sin madre, que debe lidiar con las expectativas desmedidas de un padre formal, y que mira, melancólicamente, por la ventana de su cuarto en busca de un mundo distinto al que conoce. Sus amigas, “Engaño” y “Timidez”, no ven con buenos ojos, entonces, el juego que empieza entre lady Caroline y William Shepard, un afamado vizconde, alguien a quien, sin entender del todo el alcance de la palabra, las muchachas tildan de libertino.

Pero lady Caroline quiere dejar de ver desde el otro lado de un vidrio, quiere la aventura que se le ofrece allá afuera. Entonces, cuando esa ventana se abra, cuando los transforme en amantes, en medio de esa felicidad, el mundo va a volverse real, pero también va a desmoronarse sobre ellos como una piedra que rompe los cristales en mil pedazos. Ese estallido va a hacer que, cada uno a su manera, tenga que buscar un lugar para los dos, una forma de reconstruir el mundo para que puedan habitarlo juntos.