Alambre de púas | Ezequiel Dellutri
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Una fosa común con más de veinte cuerpos amortajados en alambre de púas es descubierta. Los muertos estaban allí desde los años setenta. Un nuevo cadáver, reciente, cuelga de una viga envuelto, también, en alambre de púas.
“La sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra”, lee garabateado en el piso el detective de la bonaerense Jeremías Gillette Jeremías junto a su amigo escritor, Simón León. En un país con un pasado fratricida, en la localidad de San Miguel, vecina a Campo de Mayo, la investigación debería remontarse a los hechos de la última dictadura en la Argentina.
Pero nada es lo que parece o por lo menos así avanza la novela: “Los libros nos gustan por lo que tienen de irreales”, dice el escritor León y nos muestra con un humor lúcido y cruel una serie de eventos que, más que imitar a la realidad, están por fuera de ella: un centro de detención del que nadie escuchó hablar, un desprendimiento de Montoneros que quiere financiarse con el tráfico de drogas, una bailarina del caño feroz y aniñada, una enana aplastada por un elefante, un circo veraniego, una genio de la computación virgen, un amor lésbico. Por separado, tal vez, cada evento puede tener un correlato con lo cotidiano; todos juntos, enfardados con alambre, van un paso más allá, como el delirio que nos revela aquello que, de tan visto, ya no vemos.
Ezequiel Dellutri ha inventado un personaje literario y carnal a la vez con Gillette: irónico, obsesivo, tenaz, anómico, insensible; y se ha revelado como una de las nuevas voces del policial en la Argentina.
“La sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra”, lee garabateado en el piso el detective de la bonaerense Jeremías Gillette Jeremías junto a su amigo escritor, Simón León. En un país con un pasado fratricida, en la localidad de San Miguel, vecina a Campo de Mayo, la investigación debería remontarse a los hechos de la última dictadura en la Argentina.
Pero nada es lo que parece o por lo menos así avanza la novela: “Los libros nos gustan por lo que tienen de irreales”, dice el escritor León y nos muestra con un humor lúcido y cruel una serie de eventos que, más que imitar a la realidad, están por fuera de ella: un centro de detención del que nadie escuchó hablar, un desprendimiento de Montoneros que quiere financiarse con el tráfico de drogas, una bailarina del caño feroz y aniñada, una enana aplastada por un elefante, un circo veraniego, una genio de la computación virgen, un amor lésbico. Por separado, tal vez, cada evento puede tener un correlato con lo cotidiano; todos juntos, enfardados con alambre, van un paso más allá, como el delirio que nos revela aquello que, de tan visto, ya no vemos.
Ezequiel Dellutri ha inventado un personaje literario y carnal a la vez con Gillette: irónico, obsesivo, tenaz, anómico, insensible; y se ha revelado como una de las nuevas voces del policial en la Argentina.