Un cuerpo en la biblioteca, una noche sin salida y dos sobrinas a las que todos quieren culpar.
“Aprendí a leer las casas: esta huele a pólvora y miedo; la lámpara vacila, la noche escucha. El muerto guarda silencio, pero hablan los objetos: un borde manchado, un reloj puntual, una flor mustia. Yo recojo esas voces, y con ellas, desato el nombre que todos callan, por fin, hoy.”
En una mansión de Nueva York, el patriarca Horatio Leavenworth aparece muerto en su biblioteca. No falta dinero ni joyas: sobra silencio. La mesa verde aún tibia, una copa a medio beber, la lámpara de gas vacilando, una llave perdida. La casa se cierra sobre sus habitantes: Mary y Eleanore, las dos sobrinas herederas; un secretario que conoce cada carta y cada cita; una doncella que huye de una casa cerrada. Llega el joven abogado Everett Raymond y, junto al singular detective Gryce, aprende a leer lo que la noche escribió: una carta rota, pasos que se corrigen a destiempo, un disparo que divide para siempre el apellido.
Mientras la sociedad reclama culpables, las lealtades se prueban en voz baja. El amor y la ambición se entienden a medias, el decoro se convierte en coartada y la fortuna parece medir el espesor de la verdad. En ese laberinto de puertas y susurros, cada objeto cuenta una historia y cada gesto revela otra. Cuando por fin la línea de los afectos traza el mapa del crimen, ya nadie es el mismo que entró a aquella habitación.
ISBN: 978-987-8944-96-8
Páginas: 368
Formato: trade
Medidas: 15 x 22 cm.
Lomo: 1,9 cm.

