La rebeldía es un acto de la consciencia que se hace contra algo que se quiere cambiar. Pero también se apaga con la misma rapidez e intensidad con la que surge: los guerreros rebeldes dejan de serlo cuando toman el poder; los artistas, cuando su obra es aceptada.
Desde ese punto de vista, no puede decirse que Olivia Hamilton se rebele. Ella, simplemente, es distinta, y nada puede hacerla cambiar. Si usa ropa de varón, lo hace ya que resulta más cómoda para montar; si se duerme en clase, se debe a que no quiere saber la aburrida lista de formas de cortesía con la que tiene que dirigirse a un conde o a un duque; si dice las cosas tal cual son, es porque detesta la hipocresía. De eso, claro, hay mucho en el colegio de señoritas en el que está recluida por decisión de sus padres con el objetivo de encauzarla.
Alexander Sinclair, duque de Ashford, mentor del internado para muchachas que está en sus tierras, sonríe una o dos veces al año. Con un pasado sombrío, con varios desengaños a cuestas, apenas se interesa por las mujeres lo justo como para saciar sus necesidades y aspirar a que una le provea un heredero.
Sin embargo, se cruzará con Olivia y el impacto será como el de un choque de planetas: nada de lo conocido podía prepararlos para ese encuentro en el que el carácter y la sensualidad desbordarán. La escena está preparada, la trama dispuesta con la claridad que puede ver una quiromántica que sepa leer la línea del corazón de las manos de Olivia y Alexander.
Con protagonistas profundos y complejos, con personajes secundarios deliciosos que parecen querer salir del papel y materializarse, Lena Michell nos trae una novela adorable e irreverente, de las que permanecen en la memoria mucho después de terminar la lectura.
Desde ese punto de vista, no puede decirse que Olivia Hamilton se rebele. Ella, simplemente, es distinta, y nada puede hacerla cambiar. Si usa ropa de varón, lo hace ya que resulta más cómoda para montar; si se duerme en clase, se debe a que no quiere saber la aburrida lista de formas de cortesía con la que tiene que dirigirse a un conde o a un duque; si dice las cosas tal cual son, es porque detesta la hipocresía. De eso, claro, hay mucho en el colegio de señoritas en el que está recluida por decisión de sus padres con el objetivo de encauzarla.
Alexander Sinclair, duque de Ashford, mentor del internado para muchachas que está en sus tierras, sonríe una o dos veces al año. Con un pasado sombrío, con varios desengaños a cuestas, apenas se interesa por las mujeres lo justo como para saciar sus necesidades y aspirar a que una le provea un heredero.
Sin embargo, se cruzará con Olivia y el impacto será como el de un choque de planetas: nada de lo conocido podía prepararlos para ese encuentro en el que el carácter y la sensualidad desbordarán. La escena está preparada, la trama dispuesta con la claridad que puede ver una quiromántica que sepa leer la línea del corazón de las manos de Olivia y Alexander.
Con protagonistas profundos y complejos, con personajes secundarios deliciosos que parecen querer salir del papel y materializarse, Lena Michell nos trae una novela adorable e irreverente, de las que permanecen en la memoria mucho después de terminar la lectura.
La línea del corazón | Lena Michell
$709
Sin stock
La rebeldía es un acto de la consciencia que se hace contra algo que se quiere cambiar. Pero también se apaga con la misma rapidez e intensidad con la que surge: los guerreros rebeldes dejan de serlo cuando toman el poder; los artistas, cuando su obra es aceptada.
Desde ese punto de vista, no puede decirse que Olivia Hamilton se rebele. Ella, simplemente, es distinta, y nada puede hacerla cambiar. Si usa ropa de varón, lo hace ya que resulta más cómoda para montar; si se duerme en clase, se debe a que no quiere saber la aburrida lista de formas de cortesía con la que tiene que dirigirse a un conde o a un duque; si dice las cosas tal cual son, es porque detesta la hipocresía. De eso, claro, hay mucho en el colegio de señoritas en el que está recluida por decisión de sus padres con el objetivo de encauzarla.
Alexander Sinclair, duque de Ashford, mentor del internado para muchachas que está en sus tierras, sonríe una o dos veces al año. Con un pasado sombrío, con varios desengaños a cuestas, apenas se interesa por las mujeres lo justo como para saciar sus necesidades y aspirar a que una le provea un heredero.
Sin embargo, se cruzará con Olivia y el impacto será como el de un choque de planetas: nada de lo conocido podía prepararlos para ese encuentro en el que el carácter y la sensualidad desbordarán. La escena está preparada, la trama dispuesta con la claridad que puede ver una quiromántica que sepa leer la línea del corazón de las manos de Olivia y Alexander.
Con protagonistas profundos y complejos, con personajes secundarios deliciosos que parecen querer salir del papel y materializarse, Lena Michell nos trae una novela adorable e irreverente, de las que permanecen en la memoria mucho después de terminar la lectura.
Desde ese punto de vista, no puede decirse que Olivia Hamilton se rebele. Ella, simplemente, es distinta, y nada puede hacerla cambiar. Si usa ropa de varón, lo hace ya que resulta más cómoda para montar; si se duerme en clase, se debe a que no quiere saber la aburrida lista de formas de cortesía con la que tiene que dirigirse a un conde o a un duque; si dice las cosas tal cual son, es porque detesta la hipocresía. De eso, claro, hay mucho en el colegio de señoritas en el que está recluida por decisión de sus padres con el objetivo de encauzarla.
Alexander Sinclair, duque de Ashford, mentor del internado para muchachas que está en sus tierras, sonríe una o dos veces al año. Con un pasado sombrío, con varios desengaños a cuestas, apenas se interesa por las mujeres lo justo como para saciar sus necesidades y aspirar a que una le provea un heredero.
Sin embargo, se cruzará con Olivia y el impacto será como el de un choque de planetas: nada de lo conocido podía prepararlos para ese encuentro en el que el carácter y la sensualidad desbordarán. La escena está preparada, la trama dispuesta con la claridad que puede ver una quiromántica que sepa leer la línea del corazón de las manos de Olivia y Alexander.
Con protagonistas profundos y complejos, con personajes secundarios deliciosos que parecen querer salir del papel y materializarse, Lena Michell nos trae una novela adorable e irreverente, de las que permanecen en la memoria mucho después de terminar la lectura.
Productos Relacionados

0% OFF

No te fíes de un bandido | Bel Frances
$659
Sin stock
Hasta 18 cuotas
Descripción
La confianza, a veces, es fruto... ... Ver No te fíes de un bandido | Bel Frances en detalle
No te fíes de un bandido | Bel Frances
$659
Hasta 18 cuotas
Sin stock
Fugitiva | Ebony Clark
$859
Hasta 18 cuotas
Sin stock

0% OFF

El destino de Betsy Tilman | Camille Robertson
$859
Sin stock
Hasta 18 cuotas
Descripción
Betsy Tilman siempre tiene razón.... ... Ver El destino de Betsy Tilman | Camille Robertson en detalle
El destino de Betsy Tilman | Camille R...
$859
Hasta 18 cuotas

0% OFF

Crónica del pasado | Claudia Barzana
Sin stock
Descripción
París, 1937. La guerra ha llegado... ... Ver Crónica del pasado | Claudia Barzana en detalleSin stock
Tarjetas de crédito
6 cuotas sin interés de $118,17
CFT: 0,00%
Total: $709
En 1 pago: $709


3 cuotas sin interés de $236,33
CFT: 0,00%
Total: $709
En 1 pago: $709




18 cuotas con otras tarjetas
O en 1 pago de:
$709







































Tarjeta de débito y efectivo
Débito
Precio: $709



Efectivo
Precio: $709



Transferencia o déposito
Precio: $709

Tarjetas de crédito
1 cuotas sin interés de $709
CFT: 0,00%
Total: $709
En 1 pago: $709





Envíos a todo el país
Recibí tu libro sin moverte de casa
Hasta 12 cuotas sin interés
Consultar las promociones vigentes
Sitio seguro
Protegemos tus datos
Envíos a todo el país
Recibí tu libro sin moverte de casa
Hasta 12 cuotas sin interés
Consultar las promociones vigentes
Sitio seguro
Protegemos tus datos