Un encuentro inesperado con el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial aún fresco. Una confesión sobre la fábrica de muerte que existía en el castillo de Hartheim, donde debía funcionar un hospital. Una confesión que expone las relaciones entre el doctor Hans Asperger y el régimen nazi, que deja al descubierto el plan del nazismo para exterminar a los diferentes. Georg Frankl, psiquiatra austríaco, uno de los pilares para circunscribir y conocer los trastornos del espectro autista, se encuentra con un compatriota en la universidad donde trabaja. Las circunstancias de ambos no pueden ser más diferentes: Frankl ha huido antes de la guerra, perseguido por su condición de judío; Walter Maurer ha sido soldado. Frankl tiene prestigio como médico y profesor universitario; Maurer trabaja como personal de maestranza. Pese a las diferencias y recelos, conversan, buscan puntos de contacto. Maurer le cuenta a Frankl sobre los horrores vividos como soldado raso: ha perdido a su familia en un bombardeo del que solo puede haberse salvado su hija más pequeña. Sin embargo, esa niña, a la que aún anhela ver con vida, había sido enviada al castillo de Hartheim, un hospital devenido campo de exterminio. Allí se mataba a los diferentes, a aquellos que no encajaban en la pureza eugenésica exigida por el nazismo. Allí también iban los niños con autismo. Frankl decide investigar qué pasó con esos niños y da, invariablemente, con el hospital vienés que dirige el doctor Hans Asperger. Después de Las chicas de Rosewood, Osvaldo Semrik vuelve sobre la historia de la investigación médica de los trastornos del espectro autista con una novela narrada con la intriga de un policial y con la contundencia de la dura verdad histórica.
Un encuentro inesperado con el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial aún fresco. Una confesión sobre la fábrica de muerte que existía en el castillo de Hartheim, donde debía funcionar un hospital. Una confesión que expone las relaciones entre el doctor Hans Asperger y el régimen nazi, que deja al descubierto el plan del nazismo para exterminar a los diferentes. Georg Frankl, psiquiatra austríaco, uno de los pilares para circunscribir y conocer los trastornos del espectro autista, se encuentra con un compatriota en la universidad donde trabaja. Las circunstancias de ambos no pueden ser más diferentes: Frankl ha huido antes de la guerra, perseguido por su condición de judío; Walter Maurer ha sido soldado. Frankl tiene prestigio como médico y profesor universitario; Maurer trabaja como personal de maestranza. Pese a las diferencias y recelos, conversan, buscan puntos de contacto. Maurer le cuenta a Frankl sobre los horrores vividos como soldado raso: ha perdido a su familia en un bombardeo del que solo puede haberse salvado su hija más pequeña. Sin embargo, esa niña, a la que aún anhela ver con vida, había sido enviada al castillo de Hartheim, un hospital devenido campo de exterminio. Allí se mataba a los diferentes, a aquellos que no encajaban en la pureza eugenésica exigida por el nazismo. Allí también iban los niños con autismo. Frankl decide investigar qué pasó con esos niños y da, invariablemente, con el hospital vienés que dirige el doctor Hans Asperger. Después de Las chicas de Rosewood, Osvaldo Semrik vuelve sobre la historia de la investigación médica de los trastornos del espectro autista con una novela narrada con la intriga de un policial y con la contundencia de la dura verdad histórica.
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